terça-feira, 23 de agosto de 2011

Las parejitas


Cada estación de metro parece un aeropuerto. Cuando vamos a salir a la calle, sea la parada que sea, nos encontramos sin exageraros a unas cinco parejas despidiéndose. Da igual la hora… da igual que vivan a dos paradas uno del otro… da igual que se vean a diario… da igual que se vayan a trabajar o a comprar el pan… se acompañan hasta la salida y se despiden. Son muy pegajosos. Nunca nos hemos parado a mirar cuánto tiempo tardan en despegarse, pero con la pasión con la que se dan “el último beso” pues yo les echaría media hora mínimo diciéndose “hasta mañana”.

Sin embargo, el canteo mayor se ve en las aulas. La gente se pone en las sillas de clase como si estuviesen en las butacas del cine: ¡cogen apuntes agarrados y haciéndose caricias! Jaja! Qué agobio y qué horror, mi madre. Comentaba María el otro día que unos de su clase se ponen en primera fila y no paran de darse el lote ni un momento jajaja yo me lo creo, de verdad, porque es que aquí da igual que estén comiendo, que estén en una fiesta, que estén con amigos… si alguien tiene novio lo sabes, porque probablemente estará a menos de medio metro.

En el hostel hubo también una pareja de brasileños. Daba muchísimo palo estar en cualquier lado cuando ellos estaban porque teníamos la sensación de que molestábamos, pero es que lo mejor de todo es que les da igual que estén 20 personas mirando fijamente. Nunca había visto a nadie darse tantos besos en tan poco tiempo, os lo juro.

Así que tranquilidad a aquellos que piensan que vamos a encontrar un namorado o namorada en Brasil y que no vamos a querer volver… yo no puedo soportar nada parecido, y podría asegurar que la Chewi y Sócrates tampoco jaja.
Estamos a salvo de dramas amorosos ;)

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