En Brasil está muy mal visto hacer topless. Puedes llevar tangas de escándalo y telas milimétricas para taparte, pero si enseñas el pecho puedes montar una escenita en la playa. El pasearse con los pechos desnudos era propio de las esclavas, razón por la cual esta práctica sigue teniendo muy mala reputación. Sin embargo, en estos últimos 10 años han cambiado un poco las cosas, y por ejemplo en Rio de Janeiro ya no detienen a las chicas que hacen topless… pero a pesar de que la ley haya sido abolida en la práctica, nadie prescinde de la parte de arriba.
Las chicas en la playa enseñan lo máximo con sus minúsculos bikinis, pero les encanta tener la marca de las tiras y la muestran con orgullo cuando se ponen sus vestidos y camisetas como si fuese un complemento más. El otro día vimos en la tele una encuesta que hacían en la playa sobre si les gustaban las marcas de bikini y todas estaban de acuerdo en que tanto a ellas como a sus namorados les encantaban. Qué diferencia con España, que estamos todas moviendo el bikini de arriba para abajo para evitar precisamente eso que aquí parece tan sexy. Y qué diferente también la seguridad con la que esta gente se pone un tanga a pesar de su edad, peso o celulitis. En las playas puedes ver a niñas pequeñas y a abuelas con bikinis que no dejan nada a la imaginación.
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