sexta-feira, 3 de fevereiro de 2012

Bendito Mercadona

Estar el año entero en algún lugar y no sólo un cuatrimestre tiene muchas cosas buenas, pero lo mejor del todo es que una vez que conoces la ciudad y te das cuenta de lo que necesitas y no tienes, puedes ir a casa y cargar la maleta para traer las cosas. Yo arrasé con Mercadona todo lo que pude, porque hacer la compra aquí puede salir muy caro si te sales de los productos de oferta o te vas a los pequeños caprichos. Lo comentábamos ayer Mikel, Pepe y yo mientras nos atiborrábamos a jamón y pipas: aquí te apetece una napolitana de chocolate y te quedas con las ganas.
Seguimos sin fregona, pero me he traído atún en cantidades industriales, chocolate, gominolas, pipas, tortitas, jamón, chorizo… todo lo que podía traerme sin que se estropease. Tengo una despensa muy europea ahora, o mejor dicho, muy española ;D

Pero con lo que me he pasado es con los productos de cosmética. Aquí son carísimos, y decidí que no iba a ser un lujo desmaquillarme o tener la menstruación. La gente me pregunta si hay tampones en Brasil y sí que los hay; pero son muy caros. Así que llené la maleta de botes y botes sin cajas, y estaba muy orgullosa de mi medio trafiqueo, pero cuando tuve que guardar todo eso casi me vuelvo loca: ¿En dónde iba a meter yo más de 70 tampones sueltos? Jajaj! Ni siquiera los voy a utilizar todos, pero en el momento en que compré todo tenía la mentalidad de “por un euro más… si no lo uso, lo regalo y hago feliz a alguien”, como nos hizo felices nuestra amiga holandesa Eva dejándonos un par de cremas solares cuando se fue :)



Ahora tengo espuma (que aquí no existe), laca, cremita hidratante, todo tipo de medicamentos (que aquí también son muy caros), varias colonias… y tampones repartidos por toda la casa.

Welcome to São Paulo

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