terça-feira, 28 de fevereiro de 2012

Carnaval de club en Itatiba

Todo el mundo piensa que nuestros carnavales en Brasil han sido así:



Pero no. Esta foto resume nuestras vacaciones de carnaval:


Para poder acceder al sambódromo de São Paulo o al de Río de Janeiro, las entradas más baratas cuestan alrededor de 300€. Como os podéis imaginar, no todo el mundo puede permitírselo, por lo que la mayoría de los brasileiros siguen el desfile por la televisión cual festival de Eurovisión, viendo las diferentes agrupaciones con la temática que han elegido, sus colores, sus disfraces, sus canciones, su reina del carnaval… y haciendo apuestas sobre cuál ganará, escogiendo sus favoritas, y comparando desfiles de diferentes lugares y años. 
Las agrupaciones de samba compiten para ganar un premio que otorga el Estado, pero es difícil saber cómo funciona el desfile si no tienes ni idea de las reglas. Entre los comentaristas y nuestros amigos pudimos entender más o menos lo que tienen en cuenta: el tiempo, la música, el número de gente, los bailes, la organización... eso sí, no pasábamos más de una hora delante del televisor, porque entre tanto color y tanta carroza al final parece todo lo mismo.

Otra opción para poder seguir el desfile es verlo desde dentro, desfilando. No es difícil si tienes dinero para hacerlo. Una posición normalita pueden ser 400€. La más barata entre un montón de gente que no siguen coreografía ni nada a lo mejor pueden ser 150 euritos, para sambar durante una hora mientras la gente te ve.


También existe lo que aquí se conoce como “Carnaval de Rua”, y que se parece más a la idea de carnaval de España. Es un carnaval que te lo venden como una fiesta en la calle con música en directo (lo más característico es el Trío Eléctrico, un grupo no necesariamente de tres personas que toca en el remolque de un camión recorriendo las calles e inundándolas de música y baile), pero a esa calle sólo puedes acceder con entrada, así que no es un plan económico tampoco. Este tipo de carnaval del desenfreno es el que hay en Salvador da Bahia y en Ouro Preto: muchas gente, mucha bebida, mucha promiscuidad y mucha diversión; pero nada de disfrazarse ni de desfilar ni de nada. Es hasta peligroso por la cantidad de gente que hay, y para nada te quedas impresionado con ese tipo de fiesta. Te lo pasas bien, pero al fin y al cabo estás bailando entre empujones y apretado entre la marabunta (sí, en la calle).

Por lo tanto, nosotros nos buscamos un plan muy paulistano para pasar el carnaval. Nos fuimos para una casita en el interior de São Paulo durante 5 días, y por las noches bajábamos al pueblo a sambar. Como dice la Chewi, bajábamos a hacer Batuka, porque la verdad es que aquí no te puedes parar ni un solo momento. ¡Las canciones mandándote ir de un lado para otro no te lo permiten! Todas tienen su coreografía, y es muy divertido bailarlas:


Así que nuestro carnaval fue uno de los mejores de mi vida, pero para nada ha tenido algo que ver con lo que me imaginaba que serían, ni con lo que Brasil vende al mundo (una vez más).


Welcome to São Paulo :)

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