sábado, 19 de novembro de 2011

El Skype, un gran invento

Me ha costado acostumbrarme a hablar por el Skype. Recuerdo que al principio lo odiaba porque me ponía nerviosa escucharme con eco y que se cortase la llamada; y el hecho de dejarlo todo de lado porque tenía que ponerme delante del ordenador a hablar. Lo veía hasta inútil y juré que solamente lo utilizaría lo necesario. Sin embargo, ahora no sé qué habríamos hecho sin él. No me imagino estar tan lejos de casa y tanto tiempo sin poder asistir las fiestas de pijamas de mis amigas, ver a mi primita Irene y a Handy, o sin escuchar la voz de mi madre, Antonio y More. Las redes sociales nos mantienen al día con el mundo español, pero el Skype te acerca a la gente que echas de menos.


Todos vosotros también formáis parte de mis mejores momentos vividos en São Paulo :)

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