Este fin de semana ha sido la Noche en Blanco de São Paulo. Aquí se llama Virada porque esa palabra es la que se usa para esas ocasiones en
las que vuelves al trabajo o a la universidad sin dormir. Las 24 horas de
cultura en São Paulo han sido geniales.
Esta ciudad gigantesca tiene muchas actividades culturales
durante todo el año, de las cuales siempre nos enteramos tarde (y no vamos,
porque aquí no se puede hacer planes de última hora). Y es que, una vez más,
São Paulo es muy grande; pero ese enorme tamaño es lo que proporciona la gran
diversidad de eventos cada fin de semana: siempre hay alguna exposición a la
que ir, alguna obra de teatro o algún concierto. Además, siendo estudiante
estos eventos suelen salir más baratos, o incluso ser gratuitos.
El caso es que desde el sábado a las 6 de la tarde hasta el
domingo a la misma hora, el centro de São Paulo tenía diferentes actuaciones en
esas calles por las que nunca se puede caminar a partir de las 5 de la
tarde. Eso fue lo que más nos entusiasmó de la Virada: poder pasear por el
centro, sacar fotos, apreciar los edificios y… caminar y caminar y caminar tranquilos.
Un lujo. Las calles estaban llenas de gente, y la poca iluminación hacía que
vieses los barrios de una forma más cálida, y no peligrosa. Por supuesto, había
unos tres policías militares en cada esquina.
Como era de esperar, que medio São Paulo estuviese en el
centro sumado a nuestra mala organización, hizo que llegásemos siempre al final
de todas las actuaciones… pero pensaba que nunca iba a poder andar por el
centro de esa manera, y la Virada Cultural me lo permitió. Eso es lo con lo que
me quedo de este fin de semana. Con eso y con el descubrimiento del grupo “Abanda mais bonita da cidade”.
Mirad qué bonito es Sampa:
No me puedo creer que nadie pregunte por el tío de verde!!
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