terça-feira, 20 de setembro de 2011

Rio de Janeiro

Volvemos a estar en la ciudad de los rascacielos, los atascos, y las responsabilidades después de nuestra corta estancia en Rio de Janeiro. Los 4 días que estuvimos allí fueron pocos, pero muy intensos.


Rio es la tercera ciudad más grande de Latinoamérica siguiendo a Sao Paulo y a Buenos Aires. Sin embargo, no da la impresión de que sea tan gigantesca. Bajo mi punto de vista es una ciudad muy ordenada, con unos paseos bordeando la playa bien hechos, carreteras sin boquetes, aceras decentes, alcantarillas, semáforos, pasos de cebra, etc etc etc. Pero eso es un poco la fachada.


Por otra parte, es fácil moverse por Rio. Hay metro… autobuses… todo queda relativamente cerca, la verdad; y lo mejor es que hay unas furgonetas que recorren las principales playas con un tío que va medio fuera gritando el destino. Cuesta confiar, pero nosotros acabamos montándonos en este transporte tan peculiar. Era gracioso ver a un tío casi fuera de la furgoneta desgañitándose y diciendo: “Laaaaaaaapa lapalapalapa”.

Sin embargo, como siempre os comento, cuando hay algo perfecto en Brasil hay que buscar la otra cara de la moneda. Y aquí no fue difícil. Entre los edificios que bordeaban la playa se asomaban laderas completamente llenas de favelas. Súper heavy el contraste. Tú estás en la playa con el coco y ves lo mejor y lo peor que puede tener una misma ciudad. Yo me di cuenta de lo grande que es Rio de Janeiro el domingo, cuando nos montamos en el autobús para volver. Desde la estación conté más de 40 minutos de favelas apelotonadas, sin separación de pueblecitos; no. Casi tres cuartos de hora sin parar, y cuando el terreno se elevaba un poco se podía apreciar que no están simplemente colocadas en la orilla de la carretera principal, sino que se extienden hasta que no alcanza la vista. Muy fuerte.




En cuanto a nuestra experiencia… muy completita jaja no sé hacer un resumen porque me pongo a hablar y no acabo, pero la verdad es que nos lo pasamos muy muy bien y yo creo que incluso superamos nuestras expectativas. El domingo volvíamos con unas caras como si en Sao Paulo nos maltratasen.

Nos fuimos el martes a las 16:00 en un bus espectacular. Como vamos un poco pillados con tantos gastos nos cogimos el autobús más barato, y yo sinceramente contaba con una lata o poco más. Pero flipamos: teníamos asientos amplios, cómodos, con unos soportes para apoyar las piernas… vamos, que íbamos como reyes! Luis no para de preguntarse cómo serán los otros dos tipos de autobuses más caros; tendrán alas? Jaja! Eso sí, nuestras 7 horitas y pico nos tiramos de camino para ir. 


Al llegar nos vieron de lejos la pinta de gringos (guiris) desde lejos, y cuando nos dimos cuenta estábamos en dos taxis que nos cobraron una burrada y aún encima no nos llevaron al hostel que era. Y cuando por fin llegamos a nuestro hostel, casi nos da un shock. Nuestra habitación era de 12 camas y lo sabíamos, pero esas 12 camas eran 4 literas de hierro de 3 pisos cada una, separadas entre sí por un pasillo de 1metro como mucho. Mikel decía que parecía una concentración de judíos ajja, es la leche. Sin embargo, a pesar de que dormíamos con uno que roncaba como si se estuviese ahogando y nos daba un poco de miedo, el desayuno del hostel lo compensaba todo. Si alguna vez vais a Rio, id al Mistic Hostel Copacabana ;)


Y nada, el miércoles se nos ocurrió la brillante idea de hacer turismo un día festivo. Estaba todo cerrado, no nos encontramos ni a una sola persona por la calle. Vimos el desfile militar y nos fuimos para la playuki :) Esa noche fue la noche. También conocida como “La noche de la pluma” por motivos que no se escriben el blog jaja De esa noche nos llevamos muchas historias y recuerdos, exprimimos Rio al máximo. 


El jueves subimos al famoso Cristo Redentor. A mí me pareció un poco timo. Tienes que pagar 3 autobuses para poder subir, y no sé, es una estatua. Lo mejor son las vistas que se ven desde allí. Ese día íbamos a ir también al Pan de Azúcar, pero el Cristo nos dejó sin dinero, y lo guay del Pan de Azúcar es verlo desde lejos, yo creo. Es algo que hemos dejado pendiente para cuando volvamos.




El viernes  fue mi día favorito: otro taxi nos timó y nos subió haciendo caracolas a un precioso pueblecito llamado Santa Teresa. El encanto de este pueblo son los tranvías que lo recorren, pero no había porque hace un par de semanas hubo un accidente en el que murieron 6 personas. Sin embargo, sí pudimos ver las vistas de la ciudad desde allá arriba, y las famosas “escaleras de colores” que llevábamos buscando todo el viaje. 






Al bajarlas, nos dimos cuenta de que estábamos en Lapa, al lado de la catedral moderna que aparece en la foto. Esa pirámide rara nos sorprendió por dentro, al final no la veíamos tan fea. Sin embargo, eso de encenderla de colores por la noche y darle aspecto de discoteca nos flipó un poco.




En Lapa había unas juergas por la noche tremendas, justo debajo del apodado “acueducto de Segovia”. Las casas-discotecas ponen la música tan alta que se escucha en la calle, y puedes comprar caipirinhas en puestecitos que hay por allí. Vamos, un botellón a lo grande. Se cierran las calles y todo el mundo samba y toca instrumentos. Está a tope de gente… es espectacular.


El sábado disfrutamos el día de playa y los chicos se pusieron rojos como guiris xD

La verdad es que ahora que vuelvo a ver las fotos me doy cuenta de que estaba en un sitio genial. Queremos volver porque no hemos ido a la escola de samba, ni al Pão de Açúcar, la playa la pisamos poquito… así que tenemos muchas excusas para voltar.
En este viaje hubo exaltaciones de amistad, versiones improvisadas de “Camarero!Qué!”, plumas, playa, amigos, baile, fiesta, caipirinhas, resacas, conversaciones estúpidas, conversaciones profundas, formas diferentes de subirse a una litera, largos desayunos, heridas… lo que yo decía, cuatro días muy completitos ;D
En este videoclip se puede ver bien la ciudad si quitas los culos de las chicas de la imagen jaja:


Nenhum comentário:

Postar um comentário